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Santa Susana

Roma, Italia 280-295

Año de aprobación: Sin registro

Área: 1270 m2

Situación: Centro, 17001

Susana es una santa romana que fue decapitada por negarse a ofrecer sacrificios a Júpiter. Era hija de Gabino (futuro santo) y sobrina del papa Cayo, los dos familiares cercanos a Diocleciano, emperador de la época. Poco después del nacimiento de su única hija, Gabino se quedó viudo y se convirtió a sacerdote. Susana, por tanto, fue educada en el cristianismo por uno de los familiares. Era muy inteligente y desde pequeña mostró mucho interés por las escrituras sagradas y a los doce años se dedicaba a comentar los mensajes de los padres santos. 

El emperador Diocleciano buscaba mujer para su hijo Maximiano y escuchó hablar muy bien de Susana, así que envió al tío de la chica a hablar con su padre para decirle que el emperador quería casar Maximiano con Susana. Pero cuando ella supo de la propuesta, declaró que ella era esposa de Cristo y no podía aceptar otro marido. Su tío fue a verla y la saludó con un beso y al ver que Susana se resistía le explicó que era una simple muestra de afecto, pero ella contestó que el que le repugnaba no era el beso sinó la boca de su tío que estaba “profanada por los sacrificios a los ídolos”. Él le preguntó cómo podía “limpiarse la boca”, ella le respondió que la única forma era arrepentirse y bautizarse.

La actitud de Susana enfrente del tema del matrimonio con Maximiano sorprendió tanto a su tío que se instruyó y se bautizó, juntamente con su mujer y sus dos hijos. Puso en libertad sus esclavos y repartió sus bienes entre los pobres. Como no volvió a la corte, Diocleciano envió su hermano Máximo para saber la respuesta de Susana y preguntar por la salud del tío, ya que creía que estaba enfermo. Máximo encontró al tío muy consumido por las penitencias y este le comunicó la decisión de Susana. Los dos fueron juntos a hablar con la chica y la familia, en la cual todos entendieron que no tenían derecho a apartar a Susana de su vocación, aún y el peligro en el que ponía a la familia. Máximo se bautizó también y repartió sus bienes entre los pobres. Cuando Diocleciano se enteró de la decisión de Susana y del panorama en general, se puso furioso y envió a Julián a arrestar a toda la familia y hacer de ellos lo que él quisiera. Julián, con miedo de que el emperador se acabara arrepintiendo, envió inmediatamente a Máximo, Claudio (tío), la mujer y los hijos a Cumos, donde los quemó vivos y ordenó que sus cenizas fueran lanzadas al mar. Santa Susana y su padre fueron directamente decapitados en su propia casa, el once de agosto, el mismo día que se celebra su festividad. 

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