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Reina Juana

Toledo, 1479 - Tordesillas, Valladolid, 1555

Año de aprobación: Sin registro

Longitud: 213 metros

Situación: Centro, 17004

Juana Enríquez, también conocida como “Juana la Loca”, tercera descendente de los Reyes Católicos. Nació en Toledo en 1479 y se convirtió en la heredera del trono castellano después de la muerte de la Infanta Isabel y el infante Juan. La reina fue víctima de las alianzas matrimoniales diseñadas por Fernando el Católico para asegurarse la hegemonía europea. Su desequilibrio mental la llevaría a vivir encerrada en Tordesillas hasta su muerte, en 1555.

Recibió una educación intensa y acurada, propia de su cargo y de las necesidades del reino. Bajo la supervisión de la misma reina Isabel, se convirtió en una alumna aventajada en comportamiento religioso, buenas maneras y manejos de la propia corte, conocimiento de arte y de lenguas románicas propias de la Monarquía (catalán y castellano), el francés y el latín. Aunque no estaba destinada a reinar, recibió la educación propia de una reina y de joven empezó a intervenir en la administración de la casa y de sus posesiones territoriales. Entonces no estaba loca, pero era una mujer extravagante que practicaba una espiritualidad intensa, ascética y libre.

En 1945 los Reyes Católicos concretaron su matrimonio con el archiduque Felipe de Àustria, cuando ella solo tenía dieciséis años. Era una alianza que convenía a ambas casas reales en establecer un vínculo entre los reinos para crear un contrapunto estratégico contra Francia.

Aun así tuvieron seis hijos, el segundo el futuro heredero de la monarquía hispánica. El año en que este nació, fue cuando murieron los hermanos de Juana y ella se convirtió en la heredera del trono castellano y aragonés. En 1502, habiendo regresado de los Países Bajos, con su marido juraron, en Toledo, como nuevos príncipes de Asturias. A continuación, ella sola juraría, en Zaragoza (1502) y en Barcelona (1503), como princesa de Girona, siempre bajo la condición que si su padre tenía un hijo varón él sería el heredero de la Corona de Aragón.

Cuando morir Isabel la Católica, en 1504, Juana fue aclamada como nueva reina de Castilla y jurada, con su marido, por las cortes del Toro, donde su padre, que era el gobernador del reino por disposición de la reina Isabel, declaró su incapacidad para el gobierno como consecuencia de un equilibrio mental cada vez más dudoso. Así, por la Concordia de Salamanca de 1505, se acordó que reinarían juntos Juana, Felipe y Fernando.

Pero por una parte, Felipe ambicionaba la corona. Además, la nobleza castellana vió en la debilidad de Juana el arma que necesitaba para volver a hacerse fuerte después de los años de gobierno de Fernando e Isabel, y con ese objetivo promovió la Concordia de Villafáfila de 1506. Juana fue declarada incapacitada para reinar, Felipe el Hermoso fue declarado nuevo rey única de Castilla y Fernando el Católico tuvo que retirarse a sus reinos aragoneses. Castilla y Aragón se separaban, el proyecto dinástico de los Reyes Católicos se tambaleaba.

Felipe el Hermoso murió en 1506 entre rumores de envenenamiento, lo que trastornó más a Juana. Ella envió el corazón de su marido a Bruselas y el cuerpo a Granada para el enterramiento, traslado que duró ocho meses porque Juana, que viajó con el cuerpo difunto, hacía que solo se realizara de noche. Se dice que no se separaba del cuerpo ni un momento y que le besaba los pies antes de ir a descansar.

Se dice que juana hizo esta operación tan complicada para garantizar los derechos de sucesión de Aragón y Castilla de su hijo Carlos. Definitivamente Juana estaba trastornada y no estaba capacitada para reinar, así que delante de la crisi y la anarquía que suponía la muerte de Felipe para la gobernabilidad de Castilla, Fernando el Católico volvió nuevamente como administrador del reino castellano.

Decidió  encerrar a su hija en Tordesillas en 1509. Cuando Fernando el Católico muere Juana hereda los reinos de Castilla-León, Cataluña-Aragón y Nápoles-Sicilia, ya que nunca fue declarada incapaz por las Cortes castellanas ni se le retiró el título de reina. Aun así pasó el gobierno efectivo a su hijo Carlos, que reinó y juró en nombre de su madre hasta la muerte de esta en 1555.

Se homenajeó a Juana con una calle en Girona, que el año 1462 se cerró con un grupo de gerundense fieles detrás de los muros de la Fuerza Vieja por tal de resistir con la compañía del infante Fernando el Católico el asedio del ejército de la Generalidad, ya que fue una mujer que tomó parte activa en los asuntos relativos a la guerra civil navarresa y a la guerra civil catalana y que en 1465 fue nombrada lugarteniente general de Cataluña-Aragón.

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