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Isabel la Católica

Madrigal de las Altas Torres (Castilla), 1451 - Medina del Campo, 1504

Año de aprobación: Sin registro

Longitud: 319 metros

Situación: Centro, 17004

Isabel la Católica fue reina de Castilla, reina consorte de Sicília y de Aragón. Fue hija de Isabel de Portugal y Juan II de Castilla, y aunque su destino no era ocupar el trono, ya que su hermano Enrique era a quien le tocaba heredar el poder, se casó con Fernando de Aragón y se formaron los Reyes Católicos, que unieron el Reino de Castilla y la Corona Catalanoaragonesa. Se llevó todo en el más absoluto secreto, ya que eran primos segundos necesitaron un permiso especial del Papa. Fueron dos personajes muy importantes para la historia de España, ya que significó la unión de Castilla y Aragón, el fin de la Reconquista y el descubrimiento de América, a pesar de las opiniones adversas de la Corte y los científicos en cuanto a los proyectos de Cristóbal Colón.

Aunque nació en Madrigal de las Altas Torres y fue bautizada en su iglesia, pasó gran parte de su vida con su madre en Arévalo, cerca de Medina del Campo, donde recibió una educación de acuerdo con lo que se esperaba que aprendiera una princesa en aquella época.

Después de la muerte de su padre, en 1454, sufrió una alienación mental, es decir, una pérdida de la razón, y después de eso fue recluida en el castillo de Arévalo con sus hijos, donde murió. Demostró muy poca simpatía por los catalanes y se mostró como católica intransigente: durante su reinado fue creado el consejo de la Inquisición, fundó la “Santa Hermandad” (policía que perseguía los criminales), derribó el reino nazarí de Granada convirtiéndolo en un reino de Castilla y consiguió la unificación religiosa de la Corona Hispánica, a partir de la conversión obligatoria de los judíos sota pena de expulsión, y más tarde de los musulmanes.

Su hija fue la conocida Juana la Loca, que tampoco estaba destinada a reinar, pero murieron los herederos legítimos y ella se convirtió en la reina de Castilla y Aragón. Se le atribuyó una enfermedad mental que, según los historiadores, viene por la conspiración de algunos de sus parientes para quitarle el trono.

Isabel tuvo poca relación con la ciudad de Girona. A pesar de eso, su marido comunicó a los jurados gerundenses la muerte de la reina, “nuestra muy cara y muy amada mujer”, y les rogó que, como era costumbre, hicieran hacer exequias y sacrificios por su ánima.

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