Isabel Vilà Pujol fue republicana, luchadora por los derechos de los trabajadores, considerada la primera sindicalista catalana. Tenía cinco hermanos y a los años cincuenta la familia se tuvo que trasladar a Llagostera, centro de la industria del corcho, por problemas económicos. Se quedó huérfana de padre, que era corchero, y no sabía leer ni escribir, así que dedicó su juventud a trabajar. cuidar gente enferma y instruirse, con la idea de ser maestra de escuela, relacionándose así con los círculos republicanos.

En la zona, las condiciones de vida y de trabajo de la gente que trabajaba en la industria eran claramente abusivas. A mediados del 1800, la clase obrera tenía una esperanza de vida en torno a los cuarenta y ocho años, mientra que los curas y eclesiásticos podían llegar a vivir hasta los sesenta y cuatro años de media. El derecho a vaga era inexistente, como el de asociación, el amo de la industria despedía a quien quería y como quería sin dar ninguna explicación ni retribución, las mujeres cobraban la mitad del salario que los hombres en jornadas, niños y niñas hijos de jornaleros entraban a trabajar en las fábricas a cambio de tan solo ocho o diez rales (0’01€ aproximadamente) con solo seis años, la alimentación era insuficiente y las condiciones de trabajo en talleres húmedos donde a menudo se manipulaban materias tóxicas, sumaban enfermedades y accidentes laborales.

La Revolución de 1868 estalló cuando ella tenía veinticinco años. Los republicanos querían usar armas, y aunque ella se oponía, apoyó con la preparación de todo el equipo sanitario. Se hizo una concentración de todos los federales de la Bisbal para ir juntos a Gerona. De camino, pasaron por Calonge, donde estalló el conocido Fuego de la Bisbal, donde ella asistió a los heridos y no quiso irse hasta sacar el último herido, su tío.

Era conocida como Isabel Cinco Horas por su reivindicación de la jornada laboral de cinco horas para los niños menores de trece años y para las niñas menores de catorce, de ocho horas para los chicos menores de quince y para las chicas menores de diecisiete. Su participación en la campaña Fuera Quintas, la solicitud de una biblioteca para los obreros en Llagostera, la lucha para conseguir la jornada de cinco horas para los menores que trabajaban en las fábricas, etc., la hicieron una mujer paradigmática en su tiempo. Participó  en la implantación de la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) en el Bajo Ampurdán y creó la Federación Local de la Asociación Internacional de Trabajadores en Llagostera. 

En 1874, con el golpe de estado del general Pavía y la ilegalización de la Internacional, se emitió una orden de detención contra Vilà, así que se exilió a Carcasona. Allí fue acogida por una familia de masones y pudo cursar los estudios de magisterio mientras impartía clases de castellano. En 1880 regresó a Cataluña para dedicarse a la enseñanza y fundó un colegio en Barcelona. Más tarde fue la directora de una escuela para niñas de la Institución Libre de Enseñanza en Sabadell, donde murió.

Es considerada la primera sindicalista catalana y su figura fue reivindicada por el político bisbalense Pere Caimó, y más tarde por Carles Rahola. Su figura ha sido objeto de homenaje y distintas poblaciones catalanas (como Calonge y Sabadell) tienen espacios públicos que llevan su nombre. También tiene un musical inspirado en su vida, dirigido por Kim Planella.