Fue educada principalmente por su madre, Teresa Mañé, pero también tenía ánima autodidacta y empezó a escribir des de bien joven. Además de escritora, también fue una gran política y líder anarquista, durante la Segunda República llegó a ser la primera mujer ministra de España.

Nació en Madrid y vivió su infancia y juventud en casas rurales, donde la familia anarquista vivía en una economía de subsistencia. La educación que le dio su madre des de pequeña se centró principalmente en la lectura y le hizo leer Darwin, clásicos franceses y clásicos españoles. También pasaba mucho tiempo al aire libre, haciendo ejercicio físico y realizando trabajos tanto en casa como en la granja. Además, también des de bien pequeña, sus padres la llevaban a manifestaciones y reuniones a las que ellos asistían y estaba ya immersa en este entorno político. Así fue cultivando su carácter progresista y revolucionario que destacaría más adelante.

En 1914 toda la familia se traslada a Barcelona y durante los años posteriores la economía de la familia se sustenta gracias a la cría de conejos, a la actividad editorial, al trabajo de traductora de la madre y a los guiones de teatro del padre. En 1930, Frederica empezó a vivir con Germinal Esgleas, un anarcosindicalista con el cual su padre había estado encarcelado dos años antes.

Su primera obra fue escrita en castellano, Horas trágicas, cuando tenía solo dieciséis años, y trataba del pistolerismo entre el proletariado catalán. A partir de entonces empezó a escribir regularmente en La Revista Blanca. Durante la dictadura de Primo de Rivera, en plena sociedad conservadora, publicó tres obras claramente basadas en la emancipación femenina. También escribió unas treinta novelas de ficción, aunque englobaban ideales anarquistas y sobre las mujeres. A parte de todo esto, también se adentró en el periodismo político y participó mucho en la vida política de la ciudad de Barcelona. Por ejemplo se afilió a la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) y destacó realizando mítines, sorprendiendo al público acostumbrado a escuchar personajes masculinos. Más tarde se afilió también con la Federación Anarquista Ibérica (FAI), donde tuvo también un papel relevante por sus mítines. En 1936 pasa a hacerse cargo del Ministerio de Sanidad y Asistencia Social y, con poco más de medio año como ministra del estado, propuso muchos proyectos sociales como por ejemplo comedores para mujeres embarazadas, sitios de acogida para los niños, puestos de trabajo de ciertas profesiones para discapacitados, la ley de aborto, etc. pero prácticamente ninguno de sus proyectos llegó más allá de simples propuestas sobre papel. En 1939 tuvo que exiliarse a Francia, donde tuvo muchas dificultades por las persecuciones de la policía nazi y terminó siendo encerrada en la prisión. Allí, denegaron la petición de extradición del gobierno franquista español a causa de su embarazo. En 1977 regresó a España y continuó su acción política. Además, en 1987 publicó su autobiografía titulada Mis primeros cuarenta años. Murió en Tolosa en 1994.